Que la Historia se escribe sin descanso es una realidad innegable aunque, bien es cierto que, en lo político y social, en España llevaba algún tiempo dormida.

Hasta el pasado 15 de mayo, fecha en que una corriente de indignación tomó las calles para despertar consciencias. Un movimiento que ya ha pasado a la Historia como el 15M y que incluso se refleja en las paredes de Madrid gracias a las placas que alguien (no es cosa del Ayuntamiento, claro) ha tenido a bien colocar.

homenaje 15MEl 15M nació de manera espontánea. Tras una manifestación que superó todas las expectativas de convocatoria, algunos de los asistentes quisieron evitar que, una vez más, sus gritos se perdiesen en el olvido y decidieron permanecer en Sol hasta las elecciones del 22M, acampando para recordar a todos que la indignación ante nuestra realidad política seguía viva.

Esa acampada fue creciendo poco a poco hasta que el martes 17, tras el intento de desalojo policial de la segunda noche y las prohibiciones de la Junta Electoral, los ciudadanos de Madrid se concentraron en masa para dar su apoyo a lo que ya todos llamaban, movimiento 15M.

De ahí en adelante: asambleas, manifestaciones, repercusión en los medios de todo el mundo, expansión a otras ciudades y países… y miles de personas recuperando la esperanza en la sociedad.

Que todo esto no caiga en el olvido está ahora en nuestras manos y en nuestras voces, que deberán seguir coreando los slogans y reivindicaciones que el 15M ha hecho famosos, algunos de los cuales, recoge la placa que ha dado pie a esta entrada.

Sé que son muchos los pequeños detalles y los grandes logros que he omitido pero, mi única intención con este post, es hacer un homenaje a aquella chispa que prendió de la esperanza de unos pocos y 5 meses después ha dado la vuelta al mundo convertida en el 15o.

****** Encuentra esta placa: c/ Santa Bárbara, 8

EL DIABLO COJUELOLa iglesia del Salvador, cuyo emplazamiento recuerda esta placa, fue el escenario principal de la novela El Diablo Cojuelo escrita por Vélez de Guevara en 1641. En su torre, la más alta de la ciudad, comienza la historia.

Los protagonistas son el hidalgo «estudiante» Don Cleofás Leandro Pérez Zambullo y el Diablo Cojuelo. Personajes que, con sus aventuras, destapan hipocresías y falsas apariencias ya que pueden ver lo que sucede en la intimidad de los hogares gracias a su capacidad de volar y levantar los tejados.

Algo así como un Gran Hermano del siglo XVII, reflejo de la sociedad del reinado de los últimos Austrias pero con el toque de picaresca que aporta la presencia del Diablo Cojuelo, personaje legendario de la tradición castellana.

El “espíritu más travieso del infierno” era ya popular en la cultura de la época y estaba presente en refranes, dichos, conjuros y canciones. Cuentan que fue el primer ángel en revelarse y caer en el infierno por lo que, al caerle el resto encima, lo dejaron lisiado.

Más allá de lo que pueda parecer, este incorregible ser representa nuestra naturaleza terrestre y mortal, de la que no podemos huir y que nos hace cometer errores una y otra vez. Es un diablo no tan malo, mostrado con condescendencia para que, en vez de hacernos sentir superiores, nos veamos reflejados en él.

Si te atreves con este “retro gran hermano” o quieres saber en qué te pareces al diablo, aquí puedes leer El Diablo Cojuelo.

****** Encuentra esta placa: c/mayor, 70

plaza del humilladeroEsta placa indica el lugar donde estaba la casa de la familia Vargas, jefes del entonces llamado Isidro de Merlo y Quintana. Y allí vivió y murió el patrón de los agricultores y de la ciudad de Madrid junto a su esposa (Santa María de la Cabeza).

La casa es hoy un museo dedicado a San isidro y allí se puede visitar el pozo milagroso. Lugar en el que cuentan que cayó su hijo siendo pequeño y del que sus padres le rescataron rezando hasta hacer subir el nivel del agua con su fe.

Pero no por conocido, es este el más impactante milagro atribuido a San Isidro. Cuentan también que sus compañeros lo denunciaron ante el jefe por llegar tarde al trabajo. Resultó que el jefe pudo comprobar que mientras San Isidro rezaba en la iglesia, sus bueyes seguían trabajaban el campo como “guiados por algún poder”.

También es curioso el milagro de la olla, que habla de la vez en que el número de asistentes a la comida popular que San Isidro organizaba para los pobres superó las expectativas y el santo multiplicó la comida milagrosamente.

Como veis, para esta entrada he preferido obviar los datos biográficos y centrarme en los variados y estrafalarios milagros, más de 400, que se atribuyen a San Isidro en vida. Sin olvidar el dato del cuerpo incorrupto años después de su muerte.

****** Encuentra esta placa: plaza del Humilladero, 1

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